Lupita, la valiente perrita ciega y epiléptica, ha sobrevivido al abandono y la desolación con una fuerza inquebrantable. Su historia nos conmueve y nos hace reflexionar sobre la crueldad del ser humano, pero también sobre la capacidad de resiliencia y amor que puede tener un ser vivo.

 

La abandonaron en un día soleado, amarrada dentro de un costal como si fuera basura, deshidratada, débil, asustada y con el corazón destruido, porque las personas en las que confío, traicionaron su lealtad.  Con el paso del tiempo presentó convulsiones y con la respectiva valoración médica se evidenció que padece de epilepsia. A pesar de ser una perra pequeña y cariñosa, la abandonaron por su condición de salud. 

 

A pesar de las adversidades, Lupita ha encontrado en el refugio un hogar y una familia que la ama y protege. Su dulzura y cariño se reflejan en su mirada ciega, que busca con esperanza un hogar donde ser acogida y amada. Lupita merece una segunda oportunidad, merece ser parte de un hogar lleno de amor y comprensión. Ella es un ejemplo de resiliencia y esperanza, y merece una segunda oportunidad para vivir feliz y en paz.